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La escalera, de un solo tiro de ida            Hasta que la visita no quedó

y vuelta y dos tramos, salía de la             cumplimentada con un último, y

galería izquierda para desembocar en           parece ser que emotivo adiós en la
el corredor superior donde ya estaban          calle, no se consideró “pagada” la

dispuestos el anfitrión o anfitriones,         deuda de honor.

de la misma manera que se colocaban                  Este tipo de despedidas en
para despedirlo.                               realidad debieron comenzar a

Este aspecto del recibimiento                  generalizarse cuando se elimina el

era bastante delicado, pues dependía           eje acodado de la puerta principal.

de la actitud de los señores, y si             Agrandar el espacio del apeadero en

tenemos en cuenta el caso del                  la casa para facilitar la entrada respecto

embajador de Venecia y su visita               de la calle, tuvo como consecuencia

diplomática al francés conde de Avaux,         una mayor visibilidad del ir y

referida por Raison, los límites podían        venir de los invitados y por tanto una

difuminarse e incitar a error. En el caso      proyección de la vivienda hacia el

de este conde, no bajar ningún peldaño         exterior que comienza en el palacio

de la escalera le costó una crisis             Bucareli (Santa Coloma), y será

diplomática entre Venecia y Francia.           continuada a lo largo del siglo XVIII.

Esta hubo de resarcirse con una                En este caso, acortar el tiempo de

segunda visita en la que el anfitrión          espera implicaba ser recibido dentro

no sólo se obligó a descender toda la          de la vivienda, pero facilitando la

escalinata, sino a ir con el invitado          entrada.

hasta el pavimento de la puerta                       Enfrentar esta inusual agilidad a
cochera y allí permanecer de pie
hasta que “el Veneciano una vez                la lentitud característica del ceremonial
subido a su coche, y antes de
desaparecer le saludó profundamente,           era algo bastante novedoso en un
según habían estipulado en el
ultimátum de Venecia194”.                      siglo que estimaba la prodigalidad en

194 “Acompañar hasta lo último de la escalera  función del tiempo que se dedicaba
reconociendo de este modo el placer que os ha
                                               al agasajo (interminables comidas).

                                               proporcionado”. RAISON, H.: El hombre fino al
                                               gusto del día. Manual completo de urbanidad,
                                               cortesía y buen tono. REMENTERÍA Y FICA, M.
                                               de (Trad.). Madrid, Imprenta de Moreno, 1829,
                                               pp.100-101.

ArtyHum Revista de Artes y Humanidades, ISSN 2341-4898, nº 50, Vigo, 2018.
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