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Esto no era extraño porque en dioses, un intermediario entre ellos y el
todas las familias se veneraba al espíritu pueblo, un hombre dotado y protegido
del padre de familia al que se sumaba por las deidades para traer la paz y la
ahora el del salvador de la patria. De seguridad a Roma pero en ningún caso
igual forma, se honraban las virtudes o era uno de ellos.
atributos del restaurador de la República
que había recuperado la paz y la El culto imperial en Oriente.
prosperidad antes perdidas. En el 13 Al contrario de lo que sucedía
a.C. se dedicó un altar en honor a la Pax
Augusta y en los años siguientes se en la capital del imperio, en las
levantaron altares a la Justicia y a provincias orientales era tradicional,
la Concordia Augustas216. También como vimos, que los gobernantes, ya
se erigieron altares a otras virtudes reyes, gobernadores, o emperadores,
atribuidas al emperador como la fuesen considerados dioses. Las
Victoria, la Fortuna Recobrada o el diferencias culturales y religiosas entre
Fatum (destino). En el año 9 a.C. oriente y occidente se observan incluso
el Senado ordenó construir un en los términos utilizados para referirse
monumento en el Campo de Marte en al emperador divinizado. Según el
honor a la victoria del emperador en historiador Maurice Sartre, los griegos
Hispania y a la pacificación del imperio: empleaban la palabra theos, que significa
el Ara Pacis Augustae. Era un santuario “dios”, para referirse a los emperadores.
a la paz y la victoria aunque en verdad Los romanos nunca utilizaron su
se estaba venerando al propio Augusto. término equivalente, deus, sino el
vocablo divus, que no se traduce por
Por tanto, a comienzos del siglo “dios” sino por “divino”. Ningún
primero de nuestra era, en Roma y en emperador, ni después de muerto, fue
Italia, se veneraba un gran número de denominado “dios” en Roma sino
estatuas dedicadas a las virtudes del “divino”, es decir, “con características
emperador así como sus lares y su de los dioses”; no así en las provincias
genius, pero no al emperador como un orientales donde era habitual
dios. Se le consideraba descendiente de considerarlos una deidad en sí
mismos217.
216 BAYET, J., Op. cit., pp. 183 – 206 217 SARTRE, M., Op. cit., p. 110.
ArtyHum Revista de Artes y Humanidades, ISSN 2341-4898, nº 27, Vigo, 2016.